Día a día nos llenamos de problemas y de pensamientos acerca de esos problemas, sin darnos cuenta estamos agobiados y atormentados buscando soluciones y pronto nos desconectamos del presente para estar con nuestras cabezas en otro mundo mientras la verdadera vida pasa ante nosotros.
Yo he practicado algo muy efectivo para tranquilizarme y conectarme de nuevo con el presente, algo que me llena de Fe y optimismo para solucionar mis problemas. A menudo nos esforzamos creyendo que somos los únicos que podemos ponerle solución a nuestra vida y que no existe otra forma de salir del conflicto, pero resulta ser que hay algo muy sencillo que puedes hacer, yo lo llamo «Pásale el control a Dios».
Ahora bien en que consiste esto? la mayoría de nosotros hemos aprendido a ser controladores, a tener el mando de nuestro propio destino, y no hay nada de malo en eso, podemos hacerlo siempre y cuando las cosas fluyan y te sientas tranquilo y satisfecho con tu vida, pero como la realidad es otra, tendemos a no estar felices ni satisfechos, y podemos actuar de diferentes maneras. Una es quejándonos dejando que la vida nos controle y sintiéndonos víctimas de las situaciones, y la otra manera es esforzarnos por cambiar la situación para que la vida funcione como nosotros queremos. En ambas situaciones estamos dejando de lado a una fuerza infinita y maravillosa que puede obrar milagros en nuestra vida, se trata de la misma fuerza que nos creó, la que mantiene al planeta tierra dando vueltas al rededor del sol, es la fuerza que hace crecer tus uñas y hace latir tu corazón, esa fuerza es Dios o tu Divinidad, o la Conciencia Universal o el nombre que quieras darle.
Esa fuerza sabe lo que te conviene, lo que te hace feliz y lo que te hace sufrir, pasarle el control a esta fuerza es confiar ciegamente en su sabiduría, después de todo, si esa fuerza creó esta maravilla de mundo, (me refiero al planeta, no a los problemas del mundo que en general hemos causado nosotros los humanos) entonces ha de tener la inteligencia divina para sacarme de una crisis, o para resolverme algún problema.
Se trata de hacer un ejercicio de desprendimiento y confianza, si tienes algún proyecto que no ha salido como esperabas, si tus relaciones no funcionan como tú querías o si te sientes divagando sin saber que dirección darle a tu vida, entonces te invito a creer, a dar un salto de Fe. Comunícate con esa energía, quizás sólo puedas hablarle y no puedas escucharla, ya que no estamos entrenados para ello, tenemos demasiado ruido mental como para escuchar lo que nuestra fuerza creadora tiene que decirnos, pero trata por lo menos de hablarle tu, ella te escucha aunque no lo creas. Para hacer esta conexión, sólo debes buscar un lugar tranquilo, puede ser tu habitación, o un parque o una playa, el lugar que te inspire tranquilidad, luego siéntate, respira profundo y deja que poco a poco tu mente se calme, trata de concentrarte en el sonido del lugar, si es la playa escucha su oleaje, si es un parque escucha el cantar de las aves, si es tu habitación trata de poner una música relajante y luego concéntrate en ella, deja pasar unos minutos, y luego piensa en el problema que te agobia, piensa en la situación por la que estás atravesando y comienza a reconocer que existe una fuerza mas poderosa que todo el entendimiento humano, algo sobrenatural que está en ti y está en todo lo que te rodea, date cuenta que no estás sólo, siente su compañía en el aire y dentro de tu corazón.
Ahora piensa en tu situación, en lo que te agobia, y desde el fondo de tu alma con total sinceridad y confianza entrégale el problema a Dios, dile que confías en su sabiduría y que esperas que te ayude a tomar las decisiones correctas, pídele señales que te lleven por el mejor camino, y que te muestre todo aprendizaje oculto detrás de cada caída, pídele que te acompañe y te permita saber que está a tu lado siempre. Haz este ejercicio con amor, imagínate que vas a hablar con un abuelo dulce tierno y complaciente, y sentirás la sensación de quitarte un enorme peso de encima.
Después de hacer el ejercicio simplemente confía y espera, verás como de pronto comienzan a darse coincidencias extrañas, llega la llamada que esperabas, la persona que te molestaba se va, la cambian de departamento, o simplemente tu negocio comienza a funcionar, comienzan a pasar cosas que simplemente no puedes explicar, y tu vida comienza a fluir.
En ocasiones nos dejamos agobiar por los embates de la vida diaria, y cuando ya no podemos más, decimos entonces «Que sea lo que Dios quiera!» lo hacemos cargados de una emoción negativa y hasta en un tono malcriado, y en estos casos soltamos el control y lo pasamos a Dios y él hace lo que mejor le parece, pero dependiendo de lo que estabas pensando cuando decidiste pasarle el control, por eso te invito a que antes de explotar y lanzar palabras cargadas de emociones que pueden volverse en tu contra, lo hagas de una manera amorosa, humilde y razonable, dirígete a tu energía creadora desde el amor y obtendrás maravillas.